Hoy en día, la figura del Scrum Master está muy extendida en las empresas. A pesar de su populización, siguen existiendo diferentes tipos de Scrum Master que podemos encontrar en el mercado. Es más, algunas empresas han decidido renunciar a esta figura, al no cumplir sus expectativas. Analizamos los diferentes tipos de Scrum Master que podemos encontrar y cómo podrían evolucionar.
Scrum Master Novato, el necesario
El primer tipo de Scrum Master es el más habitual cuando aparece un nueva responsabilidad en el mercado. El ser novato no es malo, todos hemos pasado por ahí. El gran problema de ser Scrum Master novato es que hay demasiadas referencias y lugares donde aprender Scrum. Podría parecer positivo, pero existen muchas organizaciones que han creado su propio Scrum y tratan de venderlo cubriendo la desesperación de las empresas por tener proyectos en fecha ¡Eso no es Scrum!
Por ejemplo, cuando arrancaba me leí el libro Scrum en las Trincheras de Henrik Kniberg. Este libro era gratuíto y contaba experiencias reales ¡Qué mejor manera de empezar! El problema de Kniberg es que, en su libro, cuenta su manera de hacer Scrum, no Scrum. Por ejemplo, explica la importancia de usar Puntos de Historia como técnica de estimación. ¡Pero Scrum no habla de estimaciones! Entonces, puedes acabar confundido y siguiendo la receta de Kniberg, sin que el equipo piense por sí mismo, buscando su manera de usar Scrum.
No fue hasta dos años después de ser Scrum Master cuando descubrí La Guía Scrum, la oficial. Ahí, por fin, interioricé bien el concepto de Scrum y cómo podía ayudar a los equipos a entregar más valor. En los comienzos, leer libros de experiencias es válido y te ayuda a inspirarte, pero sabiendo discernir en todo momento qué es Scrum de lo que es una práctica adicional que un determinado equipo ha decidido incorporar.
Scrum Master Vendehumos, el peligroso
El Scrum Master Vendehumos es la persona que, entendiendo bien Scrum, decide que hay que adaptarlo para venderlo “como sea”. Retorcemos Scrum para que un determinado cliente lo compre y, después, le ponemos un nuevo nombre “Scrum X”, siendo “X” el nombre de dicho cliente.
Este tipo de Scrum Master es peligroso porque genera pocos resultados, más allá de su cuenta bancaria o de su empresa. Y el problema es que las empresas invierten en Scrum y Agile buscando una alternativa a todos los problemas organizativas que tienen y, en realidad, supone el freno para sus objetivos de negocio.
Por ejemplo, un Scrum Master Vendehumos defenderá el Sprint 0 como un arma crítica, incluso aunque dure semanas, así podemos vender un proyecto con fecha cerrada. Al cliente le cuadra, al final, hay una fecha de finalización y un presupuesto cerrado, sin darse cuenta que acabarán dando los mismos pobres resultados de siempre. Scrum es mucho más que hacer lo de siempre con Postits, es un cambio de mentalidad donde el foco en los resultados es clave.
Scrum Master Fake, el conseguidor
Imagina que eres un fumador activo, de hecho, fumas mucho y empiezas a tener muchos síntomas que afectan a tu calidad de vida de manera notoria. Tienes claro que debes acabar con este hábito y acudes a varios especialistas. Simplificándolo mucho, podríamos seguir dos estrategias: reducir poco a poco los cigarros hasta dejarlos o cortar toda relación con el tabaco del tirón. La primera estrategia es la que representa el Scrum Master Fake y la segunda el Scrum Master Talibán.
El Scrum Master Fake es una persona práctica, su motivación no es la venta pero, desde luego, acepta que cambiemos Scrum si es necesario. Frases muy típicas son “hay que usar el sentido común” o “tenemos que ser pragmáticos”. Y, en parte, tienen razón. Cuando trabajamos el cambio de las organizaciones, a veces tenemos que aceptar situaciones que no son Agile, pero que nos permiten avanzar y promover el cambio. Ser muy drásticos (como dejar de fumar de un día para otro) puede ser contraproducente y generar rechazo.
Ahora bien, el gran problema de los Scrum Master Fake es que, en general, les falta coraje. Crean un Scrum “pragmático” que habilita un cambio y se quedan ahí, no siguen retando a la organización para que evolucione. Por tanto, a las empresas con Scrum Master Fake les llega un momento en el que se cansan y terminan por descartar Scrum: no se puede invertir tanto tiempo y dinero en algo que, a la larga, no da resultados.

Scrum Master Purista, el radical del grupo
Volviendo al ejemplo anterior, el purista es el que promueve el cambio más rápido. Si sigues fumando, eres fumador, aún no ha cambiado nada. Ser tan radical ayuda cuando el sentimiento de urgencia es alto, pero puede ser desastroso si las personas aún no han interiorizado el porqué del cambio. Cuando un Scrum Master Purista se ciñe demasiado a la Guía Scrum por encima de entender el valor de la guía, puede provocar que las personas abandonen antes de dar el primer paso.
La ventaja del Scrum Master Purista es que no te engaña, deja muy claro las líneas rojas y los límites del marco. Ahora bien, a veces transmiten la sensación de que el cambio es del Scrum Master cuando realmente es de las personas, del equipo y de la organización. Cuando un paciente está dejando de fumar, el protagonista es él o ella, no el médico.
Ningún equipo que haya conocido ha tenido como objetivo hacer Scrum. Scrum es el medio para entregar valor y ese es el verdadero foco de un Scrum Master. Por tanto, los puristas deben evolucionar para entender que Scrum es importante, pero no más importante que los resultados que un equipo genera.
Scrum Master Profesional, entregando valor
Por último, el Scrum Master Profesional es quizás la figura más pura dentro de Scrum. En el ejemplo del fumador, el Scurm Master Profesional se centra en el valor:
- Médico: ¿Para qué dejamos de fumar?
- Paciente: Porque me ahogo al subir escaleras, por las noches tengo ataques de tos y voy a vivir menos años.
- Médico: Pongámonos a ello.
El Scrum Master Profesional pone encima de la mesa las métricas de valor y trabaja con su equipo en mejorarlas. Por ejemplo, está claro que dejar de fumar es la acción que buscamos, pero centrémonos en resultados.
- Paciente: he bajado de 20 cigarros a 10, creo que he hecho un gran esfuerzo
- Médico: Y lo has hecho, ¿qué tal la tos nocturna y el subir escaleras?
- Paciente: ¡Puff! aún sigue ocurriendo.
- Médico: ¿Por tanto? ¿Qué deberíamos hacer ahora?
Si lo analizamos, el Scrum Master Profesional no discute sobre la guía Scrum, la conoce y, sobre todo, ha interiorizado para qué sirve cada elemento y el valor que aporta. Por tanto, a diferencia del Scrum Master Talibán, no centra el debate sobre la guía, sino sobre los resultados. ¡Ahí está la diferencia!
A nivel operativo, seguramente tome acciones del Scrum Master Fake porque interesa desbloquear alguna situación. Pero, sabe perfectamente por qué lo hace y el impacto que ello conlleva. Insisto, la clave es el valor, no nos rendimos, sabemos hacia dónde vamos, sin estancarnos y sin dejar de retar al equipo y a la organización.
Y tú, ¿qué tipo de Scrum Master eres?