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¿Sabes cuáles son las organizaciones más Agile de España? ¡Las consultoras!

Llevo tiempo reflexionando sobre el papel de la consultoría en España. He tenido la oportunidad de trabajar en varias de las más famosas: Emergya, Éveris, Paradigma, Accenture, Indra o Sopra. Las consultoras tienen un negocio claro: ayudar a sus clientes a alcanzar sus objetivos. Son un bastón donde los clientes se apoyan para desarrollar software y otros productos.

Algunos servicios típicos de las consultoras de software son: outsourcing o prestación de personal, proyectos llave en mano, asesoría arquitectónica, transformación digital. Estos servicios evolucionan a medida que los clientes lo hacen, y por tanto, las consultoras evolucionan al ritmo de sus clientes.

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¿Son «Agile» las consultoras?

Muchas personas estaréis pensando: “pero Javi… las consultoras que comentas… no hacen software en menos de dos meses y prestando atención a la calidad”. Puede ser, pero ese no es el negocio de la consultora, la consultoría presta servicios como los que comentamos antes. No confundamos el negocio de la consultora con su cliente final versus el del cliente final con sus usuarios. Son dos negocios distintos, y confundimos uno con el otro.

En el negocio de la consultoría con su cliente final, es agilismo puro. Hagamos un pequeño “test de agilidad”:

  • ¿Entrega en menos de dos meses? ¡Por supuesto! Cuando un cliente pide “tres javeros”, las consultoras están especializadas en proporcionar esos profesionales en menos de dos meses. Por tanto, entregan valor en periodos inferiores a dos meses.
  • ¿Medimos software funcionando? En el negocio de la consutoría nuestro “software” podría ser el número de profesionales que proporcionamos… ¡Claro que se mide!
  • ¿Comunicación cara-a-cara? Si algo hacen las consultoras es estar en continuo contacto con su cliente final para detectar oportunidades y aprovecharlas, es su manera de aplicar inspección y adaptación.
  • ¿Tiempo para reflexionar? Muchas consultoras tienen continuas reuniones con el cliente para analizar el servicio y la calidad del mismo: ¡Retrospectiva!

La consultoría es pura adaptación contínua

Las consultoras suelen tender a la inspección y la adaptación. Están contínuamente analizando las tendencias de sus clientes y sus negocios y tratan de adaptarse. Lo hemos visto mil veces, se pone de moda blockchain, todas como locas a hacerlo. Ya ocurrió con otras “modas” como el Big Data o los Microservicios.

La actitud general que impera es reactiva, y eso es lo que les permite ser buenas: inspección y adaptación continuamente. Precisamente, quien no sabe ajustarse es la que acaba cayendo. Algunas, sí que tratan de ser más proactivas, pero es difícil que ocurra porque si el cliente no quiere, no vendemos. Por ejemplo, podemos proponerle un equipo con Scrum midiendo valor y orietándolo a usuarios finales. Sin embargo, si la expectativa de nuestro cliente es entregar en fecha, acabaremos cediendo para poder vender. Por tanto, no es que no exista la proactividad, pero no es la actitud imperante.

Una vez estuve con un cliente que nos pidió ayudarle a redefinir su nueva arquitectura que iba a “petarlo”. Un compañero que había trabajado con ellos nos advirtió: “este cliente es complicado, tenemos que proponer cosas, pero que el cliente piense que son ideas suyas”. Es decir, no podemos ser honestos, tenemos que estar callados para no molestar a pesar de que sepamos más que ellos o estemos más preparados. Esto es como si contratamos a un mecánico para que nos repare el coche, pero nosotros le decimos lo que tiene que hacer, y si el mecánico habla lo callamos porque el coche es nuestro.

Después, cuando el coche falle, ¿quién es culpable?, ¿dónde queda la honestidad profesional?. Puede que nadie nos culpe, pero como profesionales del software deberíamos de poder trabajar con honestidad, y este tipo de relación cliente-consultora, fríe esa opción. Se valor más “sobrevivir para facturar horas”, que “ser honesto aunque te cueste la posición”.

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Actitud para el propósito

Las consultoras juegan un papel importante dentro del mercado español en cuanto a software se refiere. Ayudan a las grandes organizaciones a desarrollar soluciones que no pueden desarrollar por ellos mismos. Muchas de estas consultoras tienen muchísimo talento dentro de sus filas, es normal, es su negocio.

Tras mi relación con las últimas empresas con las que he estado, te das cuenta que hay un patrón común entre los empleados: “el comercial es el malo”. Sinceramente, ahora que he podido tener más trato con la parte comercial entiendes muchas cosas. Para empezar, a veces, solo podemos vender ciertas cosas, el cliente lanza una Request For Proposal (RFP) y espera propuestas, no charlas sobre que el software es complejo y que tenemos que medir valor. Por tanto, si no aceptamos ese tipo de negocios, lo que puede pasar es que nuestra compañía no crezca, o peor aún, que tenga que despedir personas por falta de trabajo.

Por tanto, las consultoras tienen claro su propósito y su motivación. Esto les da la energía para poder funcionar y, por tanto, para hacer un buen trabajo de acompañar a sus clientes en sus necesidades.

¿El desarrollo ágil de software es viable en una consultora?

Esto es un tema diferente. Cada día tengo más dudas sobre si el software se puede desarrollar en modelo consultoría. Soy plenamente consciente que en nuestra profesión hemos delegado gran parte del desarrollo software en consultoras. También, que he tenido la suerte de trabajar con muchísimo talento en diferentes consultoras, profesionales capaces de hacer un software que ya me gustaría a mi saber desarrollar.

Sin embargo, es complicado. El modelo consultoría aparece porque las empresas han dado siempre más importancia a su negocio que al software, lo ven como algo externalizable. Precisamente, en el mundo digital, si queréis competir, tenemos que tener el talento dentro, y las empresas no lo han interiorizado aún.

En los 80, las consultoras empezaron siendo muy proactivas a la hora de ayudar a sus clientes, les proponían cosas y eran contratadas. Desde venderles los ordenadores, instalarlos, software a medida y reparaciones. Esta situación ha ido degenerando y ha derivado en empresas más reactivas, donde su principal valor es cubrir las necesidades de personas o aceptar proyectos muy rápidamente.

Hoy en día, cuando se contrata a una consultora, la mayoría de las veces, se hace con la intención de quitarnos problemas. Externalizo un problema, y quiero una solución. En culturas en las que, no entendemos lo que supone hacer software, cuesta entender que apostar por una entrega-en-fecha quizás sea una estrategia que merme la calidad y el servicio que acabamos prestando a nuestros customers.

Desde mi experiencia, empiezo a tener dudas sobre si una consultora puede desarrollar software de manera ágil. Entendiendo esto como la capacidad de desarrollar un producto poco evolucionado, dárselo a un usuario, recibir feedback e iterar. Esto, que con mentalidad de producto conocemos, me cuesta imaginarlo en la consultoría tal y como está montada hoy en día.

¿Qué opináis?  

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