El Complex Problem Solving es una de las disciplinas que están ganando enteros en los últimos años dentro del panorama español. Propuestas como Agile, Scrum o Kanban han perdido atención en algunas empresas debido a su falta de resultados (sobre todo de negocio). No obstante, que hayan bajado no significa que las empresas sigan teniendo problemas para afrontar los retos que les producen dolor. Muchos de estos retos son complejos y requieren nuevos replanteamientos para afrontarlo.
Complex Problem Solving llega para enseñarnos cómo enfrentarnos a los retos que las empresas están viviendo contínuamente en un mundo cada vez más global e incierto.
¿Conoces CPS?
El mundo es complejo, se acabó la planificación
Para entender bien cómo Complex Problem Solving nos ayuda, debemos entender muy bien qué significa complejidad. Llevamos años queriendo controlar el mundo y, en las empresas, controlar el mercado en el que conviven. Lo curioso es que, a medida que el mundo se digitaliza ocurre un fenómeno de globalización donde una noticia se hace viral y provoca un tsunami difícilmente predecible.
Hoy en día, vivimos en un mundo donde los usuarios ganamos mucho poder y podemos dar nuestra opinión y reivindicarnos cuando sufrimos tropelías por parte de las empresas. Un mundo dónde cualquier pequeño estudio puede lanzar una app y conseguir poner en jaque a una gran corporación.
Se habla del mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) como una realidad latente. Sin embargo, el verdadero terror de un mundo VUCA es aceptar que los planes son inútiles más allá de proporcionarnos foco. Vivir en la incertidumbre nos genera una ansiedad para la que nadie nos ha preparado y, por desgracia, es clave para el Complex Problem Solving.
Participaba recientemente en una formación de Scrum en el que un CEO de una empresa de 20 empleados me preguntaba cómo podíamos hacer un presupuesto de empresa y mi respuesta fue contundente: “no haciéndolos, es una gran mentira que creamos todos los años para que luego no se cumpla”. Sin embargo, esa sensación de control que nos proporciona un plan o, en este caso, un presupuesto nos deja dormir por las noches.

Problem Solving y los equipos
Cuando se habla de Complex Problem Solving evitamos hablar de solución definitiva sino de una aproximación empírica. Muchos de estos problemas requieren de acciones que nos aproximen a una situación razonable que resuelva el problema. Esta tarde leí noticias sobre las acciones que había tomado Nayib Bukkele en El Salvador para erradicar a Las Maras en El Salvador. Estas medidas están siendo muy discutidas por agentes externos pero a su vez parece que han dado buen resultado desde el punto de vista de la seguridad. ¿Se ha resuelto el problema? ¿Es una solución estable? ¿Está justificado el uso de la fuerza? Estas preguntas son clave, este tipo de problemas han recibido muchas aproximaciones y aun no se ha descubierto la solución definitiva.
Es curioso, cuando estudiamos la historia de la ciencia siempre nos cuentan muchos hechos o inventos históricos y los científicos que lo hicieron posible. Pero, en los últimos tiempos, los avances en la ciencia aparecen tras el trabajo de muchos equipos. Las clásicas noticias de “un estudio de Harvard” o “un grupo de científicos de la Universidad de X”. Los retos a los que se enfrenta la humanidad empiezan a ser resueltos por equipos en vez de por individuos con altas capacidades cognitivas.
Una clave del Complex Problem Solving es la creación de equipos diversos. Cuando hablamos de diversidad no nos referimos en términos de raza, sexo o edad (que también), sino sobre todo en términos de personas que piensen de maneras diferentes para que, esa contraposición de ideas genera opciones que nos acerquen una aproximación razonable.
El problema es que, para que un equipo sea un buen Complex Problem Solving, debe disponer de una buena orquestación cognitiva, una habilidad que como señalaba Javier Recuenco, no se suele entrenar.
La orquestación cognitiva
Todo lo que solemos aprender sobre gestión de proyectos empieza a desmoronarse cuando queremos aplicarlo en un problema complejo. La productividad, los “recursos”, la planificación exhaustiva, la exactitud… son conceptos que carecen de sentido cuando trabajamos con Complex Problem Solving. Entender que el equipo como unidad es la clave y esto provoca que debamos desaprender muchas técnicas tradicionales para poder acometer este tipo de problemas.
Un equipo “sano” debe estar bien conectado entre sí, ser capaces de ayudarnos unos a otros, de afrontar adversidades. Siempre he defendido que, en el deporte, los mejores equipos no son los que ganan siempre sino los que se reponen rápido de una derrota. Un gran equipo de trabajo para Complex Problem Solving debe lidiar muy bien con la frustración.
La visión de que las personas son recursos intercambiables que funcionan como piezas de una gran maquinaria que podemos manejar se queda obsoleta. Entre otras cosas, las personas tienen ambiciones, intereses, filias y fobias entre otras características que provocan que un equipo pueda ser una unidad increíble para el trabajo o ser un auténtico desastre.
La orquestación cognitiva consiste en ese liderazgo que, o emerge del propio equipo o de alguien de fuera es capaz de mantener en un buen estado la conexión entre todas las personas que participan. Cuidado, no existen fórmulas secretas aunque conocemos algunas pistas cómo evitar sistemas de incentivos leoninos que exaltan la competición individual por encima del bien colectivo y que minan a los equipos.

Prueba y error, foco y métricas
Los problemas complejos rara vez son resueltos desde una perspectiva clásica. En la mayoría de los casos realizamos acciones que nos aproximan a una solución. Esta solución podrá ser genuina o parcial, dependiendo del reto al que nos enfrentamos.
Dado que el problema complejo no se resuelve de manera planificada y trivial, debemos realizar contínuamente prueba-error. Es decir, poner encima de la mesa todas las opciones disponibles y seleccionar aquellas con las que creemos que nos acercaremos a una potencial solución.
Para saber si nos aproximamos, necesitamos definir métricas clave que nos permitan inspeccionar y adaptar para poder avanzar. El Complex Problem Solving requiere de un cambio de paradigma radical.
Otra característica es el foco, cuando tratamos de resolver un problema complejo es clave disponer de la capacidad de centrarnos. Si queremos curar todas las enfermedades del mundo a la vez, reducimos nuestra capacidad para curar una. Las empresas tradicionales han creado culturas orientadas a “estar ocupados” lo que provoca que estemos contínuamente cambiando de contexto.
El mundo requiere de nuevas formas de abordar los problemas que están surgiendo. Las empresas necesitan entender qué Complex Problem Solving aparece porque cada vez los problemas son más complejos. Y tú, ¿Aplicas Complex Problem Solving?