Liderazgo

Tres características de un buen líder

Liderazgo, una de las palabras más de moda en el siglo XXI y la que tiene más interpretaciones y definiciones. Todos queremos ser líderes y, sin embargo, hay pocas personas en quienes nos dejaríamos liderar. En el libro de Simon Sinek “los líderes comen al final” nos deja varias lecciones sobre lo que significa el liderazgo, las estudiamos.

Cultura tóxica o cultura positiva

La cultura de Goldmand Sach fue un claro ejemplo de cómo una cultura tóxica crea personas que anteponen su beneficio individual a hacer lo correcto. A pesar de que, la cultura imperante, es la de mirar a los números cortoplacistas sobre las personas, no siempre es así.

El Hotel Taj Mahal Palace sufrió un secuestro con víctimas en 2008. Lo curioso del Taj es que, los empleados pusieron en riesgo su vida por salvar a los huéspedes. Por ejemplo, en la cocina se creó un escudo humano para proteger a los huéspedes o telefonistas que fueron corriendo a salvar a varios extranjeros. Y no es casualidad, en el hotel se premia a los empleados por anteponer el bien de sus huéspedes al suyo propio. De hecho, han descubierto que personas licenciadas en universidades de segunda suelen ser menos egoístas que los de primera categoría, así que los eligen en primer lugar. 

Otro ejemplo que nos trae Sinek es el de 3M, el inventor del postit entre otros. 3M es una de las empresas que más innova y más patentes lanza al mercado. Esta innovación no es el resultado de grandes académicos ni personas especialmente brillantes sino de su cultura de innovación y colaboración. A diferencia de las empresas de inversión, en 3M saben que la colaboración es clave para conseguir resultados, y por eso lo potencian. Por ejemplo, el invento del postit debía ser un adhesivo muy potente que fracasó, no funcionaba. Sin embargo, el invento no se tiró a la basura ni se escondió, es más, se hizo público. Esto permitió a otro científico utilizarlo años más tardes para marcar un libro y rápidamente descubrieron un invento que revolucionará la marca 3M. 

Por último, otro de los ejemplos de cultura tóxica lo vemos en Merril Lynch, empresa de inversiones capitaneada por O’Neal, un director que quiso destruir la cultura orientada a personas de la empresa. A diferencia de su antecesor, O’Neal nunca comía con sus empleados, usaba un ascensor diferente y evitaba el contacto. Además, O’Neal aprovechaba todos los beneficios de su cargo, como el jet de la empresa para viajar los fines de semana. Las personas suelen tender a proteger a su líder, pero no fue así en Merrill, donde las personas trataron de presionar para que lo despidieran. O’Neal reaccionó atacando cualquier oposición. Es decir, se centró en mantener su cargo por encima de las personas y de los clientes.  Y finalmente, la empresa se hundió. En 2006 habían perdido más de 2200 millones y otros 8400 millones en inversiones fallidas. La empresa cayó en desgracia. 

Un líder comparte y marca pautas

El capitán Marquet fue ascendido para dirigir su propio submarino. A última hora, le cambiaron el modelo para el que estaba preparado y, por miedo a no ser un buen líder, siguió adelante tratando de demostrarle a su tripulación lo bueno que era. En una de sus primeras incursiones lanzó una orden a su personal, orden que no era viable en ese submarino por sus características. El operario que tenía que ejecutar la orden se puso muy nervioso y tuvo que responder “este submarino no puede hacer eso”. El capitán descubrió que, la cultura de la marina de obedecer y callar no le servía, necesitaba rodearse de personas que pudieran opinar y así cambió la cultura del submarino. Marquet no quería una tripulación que siguiera ciegamente sus órdenes, necesitaba personas que le pudieran decir que estaba equivocado, sino las consecuencias serían devastadoras para todos. 

En las empresas, los que están arriba tienen toda la autoridad pero no tienen la información, mientras que los que están abajo tienen toda la información pero no tienen la autoridad. Hasta que los que tienen la autoridad no renuncien a ella, la compañía no funcionará mejor. con menos problemas y más rapidez. Sin embargo, muchas empresas padecen las decisiones que toman un puñado de personas egoístas. ¿Cuándo van a aceptar la responsabilidad de su posición? 

Un líder comparte la responsabilidad y marca pautas, rodearnos de personas que puedan tomar sus propias decisiones. Además, la auténtica responsabilidad está en hacer lo correcto, por encima de hacer lo rentable. 

Los líderes dicen la verdad

Cuando en un círculo de confianza detectamos que nuestros líderes manipulan la verdad en busca de su propio beneficio, se rompe el grupo. Las personas interpretamos la información que nos llega en términos de nuestra supervivencia y, si nos mienten, reaccionamos rápidamente. 

Sinek exponía un caso de un marine que había sido despedido por quedarse dormido en una guardia. No era un hecho grave y no fue despedido por eso, el verdadero motivo fue que lo negó cuando fue preguntado en varias ocasiones. Una cámara lo vió y tuvo que retractarse. El problema es que, la responsabilidad de un acto debe admitirse cuando se comete, no cuando nos pillan por hacerlo. 

A otro marine le ocurrió lo mismo, admitió el error y recibió el castigo conveniente. El problema no es el marine, todos podemos equivocarnos. El liderazgo no consiste en tener siempre la razón y no equivocarse, el liderazgo está en la integridad, la honestidad y la responsabilidad. Es decir, un buen líder puede equivocarse y ser capaz de admitirlo y ser transparente. 

Conclusiones

Estas historias nos dejan un mensaje claro: faltan líderes que hagan lo correcto por encima de la rentabilidad. Y sí, las personas no siguen a otras personas, siguen sus ideas reflejadas en sus actos. Una persona que actúa de una determinada manera y es coherente entre lo que dice y hace, acaba generando una corriente en la que otras personas se identifican y deciden seguir. Para mí, ese es el verdadero liderazgo o, al menos, el liderazgo en el que sigo a personas en las que podría confiar

Y tú, ¿cómo entiendes el liderazgo? 

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