Hace unos años, tuve la oportunidad de leer el excelente libro de Lyssa Adkins: Coaching Agile Teams. Gran parte del libro la dedica Adkins al “camino Agile” que recorren las personas a lo largo de su trayectoria profesional. Para ella, un Agile Coach, o Scrum Master, debe acompañar a las personas en ese camino para mejorar sus habilidades de agilidad. Al finalizar el libro, la autora nos muestra incluso su propia trayectoria ¿Cuál es tu camino Agile?
No naciste agilista
Cuando somos pequeños, nos suelen preguntar: ¿Qué quieres ser de mayor? Muchos contestamos enfermeros, médicos, bomberos o policías. Sin embargo, dudo mucho de que un niño contestara “Scrum Master”.
Está claro que muchos queríamos trabajar con ordenadores, sobre todo, alguien que se crió en los 90 y veía cómo la informática evolucionaba muy rápido. Después, estudiabas una carrera de Ingeniería Informática y aprendías desarrollo web. Un día, entras a trabajar en una empresa y descubres la realidad: ¡somos un desastre! Acabas por encontrar horas extras, gente muy tensionada, proyectos que después no se usan, usuarios cabreados… ¿Para qué estudié?
Muchos Scrum Master quisimos dedicarnos a estar profesión porque creíamos, y creemos, que se pueden hacer las cosas mejor, que hay otra manera de disfrutar del desarrollo software.

Acompañando a otras personas
Leyendo a Lyssa Adkins, me daba la sensación de que obviaba la figura del Scrum Master y directamente la convertía en Agile Coach. Es decir, todos los Scrum Master realmente debían actuar como Agile Coach. Esto supone que su trabajo consiste en acompañar a las personas en su camino Agile. Esta visión es interesante y choca con la jerarquización predominante en muchas empresas donde los Agile Coach están por encima de los Scrum Master.
Toda la obra de Adkins gira en torno a cómo podemos hacer ese acompañamiento, desde cómo trabajar sesiones 1on1, o cómo acompañar a un Product Owner. Si vamos a acompañar a una persona en su camino, podemos estudiar qué pasos ha dado hasta la fecha y plantear cuáles van a ser los siguientes.
Por tanto, plantear este camino a los miembros de un equipo puede ser relevante. Ahora bien, no es lo único que debemos trabajar, también debemos centrarnos en el equipo y la organización.
El camino del equipo y de la empresa
Por más que trabajemos el camino de las personas, creemos que es más relevante trabajar el camino de los equipos y de la organización. Hoy en día, trabajamos en equipo, y eso no significa que un equipo sea solo la suma de sus miembros. Un equipo está compuesto de personas e interacciones y esto se traduce en que un equipo sea una unidad compleja, con mucha incertidumbre sobre cómo va a funcionar.
Está bien que, como Scrum Master, tengamos 1on1 con los miembros, trabajemos su camino Agile, incluso sus habilidades técnicas, pero recordemos que el desarrollo de productos (sobre todo software) se hace en equipo. Entender cómo funciona el equipo es clave para poder actuar.
Y, por supuesto, la organización. Como Scrum Master, trabajamos el sistema que rodea al equipo para desbloquear impedimentos que le permitan entregar valor. Esto significa, entender el sitio del equipo respecto de la empresa, cómo se le mide, qué expectativas tienen, quién está a favor y quién en contra… Todo estas “fuerzas” actúan sobre el equipo, y trabajar sobre ellas es clave para que un equipo entregue el máximo valor posible.
Mí camino
A pesar de que no estoy 100% de acuerdo con Adkins sobre estudiar el camino de los miembros del equipo únicamente, sí creo que debemos hacerlo con nosotros mismos. ¿Cómo he llegado aquí?, ¿Hacia dónde quiero ir? El mundo de la agilidad es muy amplio: técnicas de desarrollo, management 3.0 o facilitación gráfica. Existen muchas habilidades que nos permiten desarrollar mejor nuestro trabajo,
En mi caso, quería mostraros mi camino personal, que es el siguiente:
En 2014, Scrum se cruza en mi camino, en un máster en Dirección de Proyectos que realicé. A partir de ahí, me hicieron Scrum Master de un equipo y empecé mi camino como agilista. Después, entré en Paradigma Digital como Agile Coach, ahí es donde pude crecer mucho como profesional gracias a que participé en numerosos equipos de la empresa.
Uno de esos equipos, era el de Sistemas, que, tras solicitar me pidió la mejorar de su proceso de trabajo, por lo que decidí profundizar en mis conocimientos de Kanban para ayudarles. Además, empecé a estudiar sobre Historias de Usuario para poder gestionar producto.
En 2016, mi profesión dio un buen giro. Curiosamente, descubrí la guía Scrum, que no sabía ni que existía. A partir de ahí, empecé a entender muchos conceptos claves en Scrum, como es son la entrega de valor. Además, ese año me certifiqué en el Project Manager Professional (PMP), una certificación que te ayuda a profundizar en la gestión de proyectos. A partir de ahí, eEmpecé a interiorizar la diferencia entre proyecto y producto.
El año siguiente, lo dediqué a varias herramientas visuales: impact map, user story map y mind map. Estas herramientas me han resultado muy útiles, porque ayudan a la gestión del trabajo, y nos permiten una mayor efectividad a la hora de organizarnos.
Decidí, en 2018, que tenía que mejorar mis conocimientos de Product Management, algo que se tornó clave cuando vimos que “hacer proyectos con Scrum” era uno de los grandes errores que solemos cometer. Además, entendí que era el momento de perfeccionar mis conocimientos de Kanban.
Durante 2018, cayó en mis manos el libro de Reinventar las Organizaciones de Frederic Laloux, y empecé a interesarme por la Cultura de las Empresas. Por eso, destiné 2019 a leer libros sobre Cultura Organizativa, y a buscar empresas con culturas diferentes que me permitieran validar que era posible.
Por último, 2020 lo he destinado al desarrollo de software Agile, aprender XP o TDD son los objetivos que me marqué para 2020. Debido a la pandemia, no he podido completarlos, por lo que en 2021 pretendo terminar estos estudios.
¿Y tú camino?
Recomiendo a cualquier agilista que haga este ejercicio para inspeccionar su camino pasado y pensar en el futuro. ¿Qué quiero aprender ahora? Un buen agilista no para de aprender, y es clave estudiar para poder adquirir nuevas herramientas que podamos utilizar en las organizaciones. Esta profesión es compleja, por lo que no hay una receta, sólo podemos prepararnos, inspeccionar y adaptar.
Y tú, ¿cuál es tu camino?