Coaching, Distinciones, Thinking

No es lo mismo: ¿Qué son las distinciones de coaching?

Buenos días, hoy os quería hablar de un tema que viene del coaching ontológico (el que considera que el lenguaje crea realidades) y que me parece muy interesante: las distinciones. Desde pequeña he sido bastante quisquillosa con el uso concreto de las palabras. Frases como «¡no es una cosa, es un animal!» formaban parte de mi día a día. Y desde que descubrí el libro de Miriam Ortiz de Zárate y Silvia Guarnieri No es lo mismo aprendí que no era tan quisquillosa como podía parecer.

¿Qué son las distinciones de coaching ontológico?

El acto de distinguir nos permite conocer la diferencia que hay entre unas cosas y otras. Está muy relacionado con el conocimiento y aprendizaje que tenemos al respecto. Existe el mito de que los esquimales tienen 50 formas diferentes de nombrar la nieve en función de su forma, tipo, color o estado… No queda muy claro si es un mito o no, lo que sí lo está es que el finés tiene 40 palabras que significan nieve frente a las 20 variantes que podría tener el castellano. ¿De dónde viene esa diferencia numérica? De la necesidad de distinguir. En algunas regiones de Finlandia, está nevado más de 225 días al año. Esa es mucha nieve. Y cuanto más hay de una cosa, más interactúas con ello, más lo conoces y más lo distingues. O dicho de otra manera, no podemos distinguir lo que no conocemos. 

Entonces, ¿qué son las distinciones de coaching ontológico? Aplicado al lenguaje las distinciones nos permiten reflexionar sobre el significado que le damos a las palabras. En el artículo en el que reflexionábamos acerca de la traducción de Openness nos dimos cuenta que diferentes autores tenían interpretaciones diferentes sobre lo que eran las palabras franqueza y honestidad para ellos. ¿Quiere decir esto que alguno estaba equivocado? No, quiere decir que cada uno tiene interpretaciones diferentes y actúan consecuentemente a estas distinciones.

Ejemplos de distinciones de coaching ontológico

Distinción oir / escuchar

Una distinción que utilizo mucho en mi día a día se basa en la diferencia entre oír y escuchar. Oír es el acto fisiológico de procesar la información que viaja en las ondas sonoras. Sin embargo, escuchar requiere un procesamiento e interpretación de esa información sonora. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en una situación en la que sentimos a nuestro interlocutor distraído y le preguntamos «me estás escuchando»? ¿Y cuántas veces este interlocutor repite palabra por palabra lo que le hemos dicho? En este caso, ¿nos ha oído o nos ha escuchado? Está claro que su aparato auditivo ha procesado las palabras que le hemos dicho puesto que nos las ha devuelto como un eco, pero ¿las ha interpretado? La respuesta es no, la repetición literal conlleva no interpretación. ¿Interpretar? Sí, interpretar. En alguna ocasión he utilizado un ejercicio de decir una palabra y que los interlocutores la dibujen. En el caso de la palabra “banco” al oírla escribiríamos la palabra banco, sin embargo, al escuchar interpretamos lo que el emisor nos quiere comunicar y obtenemos dibujos de bancos de peces, bancos para sentarse, bancos de trabajo o de los bancos que guardan el dinero…

Y en la práctica ¿cómo podemos trabajar con esta distinción?

Cuando trabajamos con equipos es importante hacer uso de esta distinción. El acto de oír es algo involuntario, no le puedes decir a tus orejas que no oigan. Sin embargo, sí disponemos de mecanismos para dejar de escuchar… Y cuando no escuchamos se rompe la comunicación.

“No quiero escuchar únicamente lo que dices. Quiero sentir lo que quieres decir.” (Hugh Prather)

¿Qué son las distinciones de coaching? Ejemplo de distinción de coaching entre oir y escuchar

Por otro lado, como hemos comentado, escuchar requiere de una interpretación por nuestra parte. Cada uno realizaremos nuestra propia interpretación puesto que percibiremos cosas diferentes y somos observadores diferentes. Es por tanto, que para una escucha efectiva es necesario usar mecanismos que nos permitan comprobar que nuestras interpretaciones se acercan a la realidad y no producen rotura en la comunicación. Con el uso de medios digitales y escritos, por ejemplo, se producen muchas roturas de comunicación al hacer interpretaciones incorrectas del tono de algunos de los mensajes escritos. Hemos escuchado muchas frases del estilo «el sarcasmo no funciona bien por escrito» y cosas similares. En el momento en que somos conscientes de esta brecha comunicativa, usamos herramientas que nos permitan saltarla como el uso de emoji o el empleo de explicaciones y contextualizaciones para evitar interpretaciones desacertadas (ironic mode on/off).

Distinción error / fracaso

Otra distinción interesante que podemos mencionar es la de error y fracaso. Es muy interesante la visión ontológica de esta distinción, dado que, el uso de fracaso suele marcar el final del camino, frente al error que nos permite nuevas oportunidades e intentos. 

“Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia”. (Elbert Hubbard)

¿Qué son las distinciones de coaching? Ejemplo de distinción de coaching entre error y fracaso

En el desarrollo ágil usamos la inspección y adaptación para mejorar los productos y servicios que ponemos en manos de los clientes. Trabajamos con los errores y aprendemos de ellos. Esto no quiere decir que busquemos el error, sino que nos aprovechamos de ellos, son una oportunidad. Reducimos la incertidumbre en iteraciones cortas para que estos posibles errores tengan bajo impacto. 

“No he fracasado 999 veces. Simplemente he encontrado 999 formas de no crear una bombilla”. (Thomas Alva Edison)

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Si consideramos fracaso cada uno de estos errores en lugar de oportunidad de aprendizaje nos resultaría muy complicado reponernos a ellos. ¿Cuáles son las emociones que nos desencadena el fracaso? El fracaso parece que lo escribimos con letras mayúsculas y nos lleva a un espacio sin retorno. Parece como si hubiera una única solución o una única oportunidad y hemos errado en el único intento. Y si sólo había una única opción, no hay capacidad de remontada, de superación o enmienda. Es ahí donde nos suele llevar el fracaso y es por eso que preferimos las pequeñas salidas a producción frente a los grandes «big bang». Es más fácil sentir fracaso ante un evento concentrado y esperado en el tiempo, con mucha incertidumbre acumulada.

Conclusión

En el libro No es lo mismo hay muchas más distinciones aplicadas a coaching personal con una explicación más amplia cuya interiorización nos ayuda a mejorar como coaches, como equipos y como individuos. 

En este blog, bajo trataremos de analizar algunas distinciones aplicadas al coaching de equipos bajo la etiqueta distinciones. ¡No os las perdáis!

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