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El valor de la amistad en el trabajo

Hoy para mí es uno de esos días especiales en el calendario. Es cuatro de febrero y, como cada cuatro de febrero, es el cumpleaños de una de mis mejores amigas. Es una de las personas más inteligentes que conozco, siempre sonriente, mamá de dos pequeños y gran amiga de sus amigos. Detrás de mi familia, mis amigos ocupan un lugar muy importante en mi día a día. Veamos cómo influyen los amigos en el trabajo, en nuestra capacidad de crear organizaciones más humanas.

El valor de las emociones

Hace unos días asistí a un taller sobre SocioCracia, del subgrupo de Reimaginando Organizaciones del meetup de Agile Madrid. Al comenzar, hicimos un ejercicio de rotura de hielo muy curioso. Una vez organizados en grupos de tres, teníamos que contarle a los otros dos cómo estábamos a nivel físico, mental y, curiosamente, a nivel emocional.

Me pareció curioso que la ponente le diera tanta importancia a la parte emocional  y más en un mundo donde las emociones no son importantes. Parece que solo el dinero es importante en nuestras organizaciones: cuando repasamos cómo fue el 2018, hablamos de % de crecimiento y de cuánto hemos facturado, pero no he visto empresas hablando de las sensaciones que despertaron entre sus clientes o entre sus miembros ¿Son importantes las emociones en el trabajo?

La inteligencia emocional nos capacita para trabajar las emociones, las nuestras y las de los demás. Cualquier curso de coaching al que asistamos o libro que leamos nos dirán que primero es tener control sobre nosotros mismos para poder ayudar a las emociones de los demás. No soy experto en inteligencia emocional, no obstante, he tenido un año cargado de emociones duras debido a una cascada de decepciones personales. Cuando nuestras emociones se descontrolan, perdemos control sobre nosotros, y eso nos resta efectividad en el trabajo ¿Empieza a ser importante medir esas emociones en nuestro trabajo?

La única empresa que conozco que mide y trabaja la parte emocional de las empresas es KAPS. Personalmente, creo que debemos empezar a prestar más atención a las emociones en el trabajo. Todos sabemos que, en el trabajo, nos encontramos con  personas que generan malas emociones y, en cambio, otras que nos generan mucha energía (este tema lo tratamos hace meses) y que facilitan las relaciones con los demás.

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¿Conocemos a las personas que nos rodean en el trabajo?

Todos los que hemos trabajado en diferentes empresas, sabemos que hemos cometido errores en la valoración de los compañeros, tanto positiva como negativamente. En las últimas formaciones que he tenido con Jerónimo Palacios, nos contaba que ellos aplican una técnica en su organización que consiste en dejar tres meses a los profesionales que se incorporan sin asignarles ninguna tarea: “haz lo que te dé la gana”. El motivo es simple, quieren dar a las personas espacio para saber cómo actúan, cómo reaccionan, qué les motiva y cómo son emocionalmente. Esos tres meses son mucho más baratos  que tener años en plantilla a una persona que está boicoteando tu organización desde el minuto cero.

¿Debemos mezclar amistad con compañerismo?

Este es un debate que empieza a estar encima de la mesa. Un amigo mío tiene una regla personal muy clara: nunca hago planes con compañeros fuera del trabajo. Muchas personas me lo han dicho: “en el trabajo no se hacen amigos, solo son compañeros”. Según Frederic Laloux, las empresas que han trabajado la capacidad de las personas de ser plenas en el trabajo logran que sus organizaciones sean mucho mejores: más motivación, menor índice de rotación y, por supuesto, mejor rendimiento económico.

El motivo es simple, cuando tenemos solo compañeros es porque hay competencia, es lo que nos han enseñado. Entender que tu centro de trabajo es fundamentalmente competitivo provoca que una parte de nuestra cabeza trabaje para aparentar que somos los mejores, que no cometemos fallos y que todo es maravilloso. Esa parte del cerebro ocupada nos impide ser más productivos y ser nosotros mismos, lo que convierte el  lugar de trabajo en un sitio donde “ganarnos la vida” en vez de ser un lugar donde “pasamos parte de nuestra vida y donde podemos disfrutar con nuestro trabajo”.

La libertad de poder ser tú

Os cuento una anécdota que, sin querer generalizar, me parece significativa: , seis meses después de haber salido de una empresa en la que había trabajado durante varios años quedé para almorzar con mis responsables, con puestos muy importantes en aquel trabajo. Fue, con diferencia, el mejor almuerzo que he tenido con ellos. Por primera vez en años, podía ser yo mismo, no les debía nada, no tenía que cortarme en mis opiniones y no comía con ellos con mayor afán que pasar un buen rato.¿Por qué no podía hacer eso cuando estaba en la empresa?

Os animo a que hagáis el mismo experimento, quedar con alguien con el que hayáis trabajado en el pasado y tuvierais muchos debates, veréis cómo cambian las cosas tras liberarnos de esa presión.  

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Las emociones son algo más que tener amigos

Es cierto que el concepto “amistad” depende mucho de quiénes seamos. Para mí, este concepto es muy importante y ha sido muy trabajado desde pequeño por mis padres. Mi madre, de hecho, acaba de perder esta navidad a un amigo con el que había trabajado más de  veinte años y ha estado bastante afectada con la sensación de haber perdido a alguien muy importante en su vida. A mí me han educado en el valor de la amistad, de hecho, somos cuatro hermanos y todos conocemos a los amigos de los demás.

En mi vida, las cosas que recuerdo con mejor resultado son las que he hecho entre amigos: un viaje al Camino de Santiago, una fiesta de fin de año alquilando un local, una barbacoa… Y, curiosamente, los equipos donde he trabajado entre amigos son los que mejor funcionaron por eso es tan importante la amistad en el trabajo.

Es cierto que nuestra parte emocional depende de muchos más factores: motivación, situación económica, estado del equipo etc. Pero cuando sientes que estás rodeado de amigos, es más fácil afrontar los retos que tienes por delante ¡Ahí está la clave!

Algo más que hacer networking

Por último, quería recalcar una idea importante respecto a la amistad. No solo se trata de hacer cosas juntos fuera de la oficina, se trata de mucho más. Quedar para tomar cervezas está muy bien, no obstante, podemos estar en la misma situación que describí antes hablando de mis jefes. Un ejemplo típico es la cena de navidad, donde siempre nos aconsejan no beber para no perder los papeles, o mejor dicho, para no quitarnos la careta y ser la persona que no queremos que vean.

¿Qué opináis sobre las emociones en el trabajo?

1 pensamiento sobre “El valor de la amistad en el trabajo”

  1. Interesante tema, creo que debemos ser honestos no hay formula y hacer amistad no es un remedio infalible.

    La amistad también se puede acabar y suceden alejamientos por temas personales que lesionan el trabajar juntos, de un problema en el ámbito personal surgen problemas laborales.

    Por lo tanto, debemos buscar siempre ese balance, “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.”

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