Scrum, Thinking

¿Quién anima al Scrum Master?

Hace unos meses asistí al Peopleware&Agile Management, un evento organizado por el equipo de Javier Garzás. Este año contamos con Pepu Hernández, el seleccionador nacional del equipo de baloncesto que ganó el mundial en el año 2006. Habló sobre muchos temas, pero sobre todo de cómo transportar una lista de jugadores a un grupo y de ahí a ser un equipo. Nos contó mil anécdotas de aquel mundial y de cómo lideraba el grupo desde muchos estilos: colaborativo, servicial, autoritario… ¡Dependía del momento!

Una de las anécdotas que me llamaron más la atención fue un día en el que el equipo estaba muy quejicoso, y él les lanzó la pregunta ¿Quién me anima a mí? Era una manera de lanzarles a los equipos la responsabilidad de ayudarse unos a otros y no esperar que su entrenador lo hiciera todo. Recordemos que como Scrum Master a veces pecamos de ser mamás o papás de los equipos y eso quema mucho e impide a los equipos ser más responsables.

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¿Quién anima al Scrum Master?

Quería compartir otra anécdota muy curiosa relacionado con el niko niko calendar. Esta técnica nos la enseñó una compañera preocupada por el estado de ánimo de su equipo para saber en qué punto actuar. Básicamente se trata de medir diariamente el estado anímico de las personas. Cuando esta Scrum Master lo probó, puso un papel en la zona del equipo con los nombres de todos los miembros ¡Menos de ella! Estuvimos hablando de por qué y ella me dijo “no soy importante”. Y traté de explicarle que era muy importante, el estado ánimo de un Scrum Master es esencial porque, no somos cheerleader pero desde luego el control de nuestras emociones nos ayuda a poder actuar de manera más efectiva.

Sinceramente no sé quién anima al Scrum Master. Tanto ellos como los Agile Coach estamos trabajando duro en las organizaciones para intentar que mejoren y, hay que tener muchas conversaciones difíciles. Es cierto que, como me han dicho hoy, ese es nuestro trabajo ¿Verdad? Hay quien convive muy bien con ello: hacemos tres dinámicas, un poco de postureo y todo funciona. Sin embargo, el reto real es ayudar a que se genere más valor y eso conlleva un cambio de mentalidad que es duro emocionalmente para las personas con las que tratas.

Hoy iba a publicar un post distinto sobre los “scrum-but” y técnicas para mejorar. Sin embargo, he recordado que “personas & interacciones sobre procesos” y he querido recordar que a veces se nos olvidan las personas y nos centramos mucho en los procesos.

Los agilistas somos personas

Hay muchas personas que a mi me han animado en mi carrera, quiero destacar la labor de Esther, que es la que se ha metido en mamaqueesscrum a darnos otra visión. Hace unos meses pasé por una situación laboral difícil que me afectó emocionalmente. Esperaba que algunos compañeros-amigos me ayudaran pero decidieron que no era su cometido. Es difícil pensar que personas por las que has dado la cara se olviden de tí cuando las necesitas. Alguno estaréis pensando ¡Así es la vida! Y, comprándolo… ¿No íbamos a cambiar el mundo los agilistas?

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Simplemente pensadlo, estamos rodeados de personas y muchas de ellas sufren o lo pasan mal. Sí, a veces son cosas de fuera del curro: un hijo que tiene problemas, un familiar enfermo etc. ¡Pero todo afecta! Si no empezamos a crear entornos de trabajo más humanos que clase de Scrum queremos enseñar… ¿Esto no iba de valores? El mejor consejo que puedo dar es que, como Scrum Master o Agile Coach tenéis (o deberíais tener) el tiempo necesario para poder mirar a vuestros compañeros y entender cómo están. No os centreis tanto en hacer Scrum perfecto, en que la Daily la gente reporta o en que no llegamos a la fecha. Si esto va de personas, centraros en eso, mirad quién está bien quién necesita un café o quién necesita desahogarse. A partir de ahí, construyamos un equipo.

Por ejemplo, una vez estaba sentado en mi sitio pasándolo mal con una reunión que no había ido bien y estaba literalmente con las lágrimas saltadas. A mi lado había un par de personas bromeando con cosas y no se dieron ni cuenta. Sin embargo, pasó una Scrum Master que muchos identificaban como tímida y nos miramos. A los dos minutos me saltó un chat que decía “hola Javi, ¿Tomamos un café?”. Para mí, esta es la definición perfecta de lo que es ser Scrum Master.

Y a tí… ¿Quién te anima?

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